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España 2025: Finanzas del Joven Promedio

  • Foto del escritor: Lucas Retamoso
    Lucas Retamoso
  • 18 may
  • 4 Min. de lectura

Por Lucas Retamoso


España en 2025 es un país hermoso, lleno de oportunidades… si sabés buscarlas con lupa. El sol sigue brillando, las playas siguen llenas, y las redes sociales siguen vendiendo una vida perfecta que, spoiler alert, pocos pueden costear. Pero si mirás más allá del humo, hay una realidad económica que nos toca enfrentar, sobre todo si sos joven y te interesa, aunque sea un poco, tomar las riendas de tu vida financiera.


La vivienda: el “sueño español” convertido en meme


El acceso a la vivienda se ha convertido en una verdadera odisea. El precio de compra promedio se mantiene alto, con algunas zonas incluso subiendo más que en plena burbuja pre-2008. En Madrid, Barcelona o Málaga, ver un piso por menos de 250.000 € ya es como encontrar una botella de agua a 1 € en el aeropuerto: raro, pero no imposible.

Los intereses hipotecarios rondan el 3,5%-4%, dependiendo de tu perfil financiero. Pero ojo: ni siquiera tener contrato indefinido garantiza acceso al crédito. Los bancos están más selectivos que nunca. Te piden nóminas, avales, estabilidad laboral… y hasta te analizan si pagás a tiempo Spotify.

El alquiler, por su parte, se ha convertido en un juego de supervivencia. La oferta es escasa, los precios siguen inflados, y los propietarios buscan el mínimo legal para maximizar el ingreso. Muchos aplican la ley de vivienda como les conviene: contratos de 11 meses, alquiler por habitación, o directamente “sin contrato, pero con fianza de tres meses”.

El resultado: cada vez más jóvenes vuelven a casa de sus padres, viven en pareja por necesidad económica o comparten piso hasta los 35. No porque quieran, sino porque es la única forma viable de no irse a pique financieramente.


Trabajo en 2025: contratos indefinidos… y pobreza laboral


España tiene más empleo que hace cinco años, pero eso no significa que sea de calidad. La tasa de paro juvenil sigue en torno al 27% (sí, leíste bien), y aunque ahora muchos contratos son “indefinidos”, el truco está en que gran parte de ellos son a jornada parcial o con sueldos bajos.

El salario mínimo interprofesional subió a 1.134 €, y aunque eso suena bien en los titulares, la realidad es que con ese sueldo no vivís solo en ninguna ciudad mediana. Si pagás 600 € de alquiler (con suerte), te quedan 500 para vivir. Y entre transporte, comida, alguna caña, móvil y el gimnasio low-cost… no queda nada para ahorrar.

Sumale a eso que muchos trabajos exigen másters, inglés nivel C1, manejo de Excel avanzado, disponibilidad horaria total y... te pagan 1.200 en bruto. Eso sí, te dicen que “el ambiente laboral es genial”.

La frustración no viene solo del sueldo, sino del modelo. Nos prometieron que estudiar, esforzarse y formarse era el camino. Pero hoy, el que hereda un piso o tiene padres con contactos, arranca con ventaja. El resto nada en dulce de leche.


Inversión: de la curiosidad a la necesidad


Hace unos años, hablar de inversión era cosa de economistas o gente con plata. Hoy, hasta los que cobran en Glovo están mirando cómo poner a trabajar sus euros. ¿Por qué? Porque dejar el dinero quieto es perder poder adquisitivo. Así de simple.

Las cuentas remuneradas ofrecen entre un 2% y 2,5% TAE. Las Letras del Tesoro rondan el 3,4%. Y los fondos indexados siguen siendo la mejor opción a largo plazo si querés vencer a la inflación. Muchos jóvenes están empezando a invertir 50, 100 o 200 € al mes. No es mucho, pero es un comienzo.

Incluso hay un interés creciente en la bolsa europea, en empresas como Iberdrola, Cellnex o ASML. Nada de criptobros o NFTs esta vez. Inversión real. Con análisis. Con cabeza.

También se está generando una cultura de inversión colectiva: amigos que se arman carteras compartidas, grupos de Telegram, cursos gratuitos, y un boom silencioso de contenido educativo sobre finanzas personales.

La clave es esta: ya no se invierte para hacerse rico, sino para no quedarse atrás.


Educación financiera: el cambio cultural que está llegando


La buena noticia es que en 2025 empieza a notarse un cambio cultural. La palabra “ahorro” ya no suena a cosa de abuelos. Cada vez hay más jóvenes que controlan sus gastos, que usan apps para gestionar su presupuesto y que comparan bancos como si fueran zapatillas.

Incluso se habla de dinero en redes sin vergüenza. Podcasts, newsletters y TikToks que explican cómo funciona un fondo indexado, qué es el interés compuesto o cómo evitar caer en estafas piramidales. La educación financiera está dejando de ser un lujo, y empieza a ser una herramienta de defensa personal.

¿La mala noticia? Todavía no llega a todos. El sistema educativo sigue sin incluir materias reales de finanzas personales en bachillerato. Todo lo que aprendés es por tu cuenta… o por un crash contra la realidad.


Entonces, ¿qué hacemos con todo esto?


Si estás en España, tenés menos certezas que nunca. Pero eso no significa que estés condenado. Hay margen, hay estrategia; y sobre todo, hay comunidad.


Por esto, te paso algunas ideas:


  • Diversificá ingresos. Un solo sueldo no alcanza. Freelanceá, vendé, creá, aprendé algo útil.

  • Invertí temprano. No importa si son 50 euros. Lo importante es empezar.

  • Ahorrá con intención. No es guardar “lo que sobra”, es poner un objetivo concreto: 3 meses de colchón, vacaciones sin deuda, cambio de portátil.

  • Informate. La ignorancia sale cara. Escuchá podcasts, seguí gente que sabe, preguntá.

  • No compres vidas que no son tuyas. Instagram no paga tu alquiler.




 
 
 

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